15 obras esenciales del cine de Ozu.



Yasujiro Ozu (1903-1963), habitualmente situado en las posiciones más altas en cuanto a los mejores directores de la historia se refiere, era considerado como ‘el más japonés de todos los directores japoneses’, debido a la centralización de la historia en el Japón contemporáneo, a diferencia de sus coetáneos Mizoguchi o  Kurosawa, al estilo excesivamente pausado de la cámara que podía desembocar en la ausencia total de movimiento (como en Crepúsculo en Tokio) y en la posición de ésta a 90 centímetros del suelo. En cuanto a los personajes que poblaban sus películas, destaca la actitud de total resignación de éstos ante los problemas del Japón de la época como la desintegración familiar, fue autor de obras maestras como Cuentos de TokioPrimavera tardía o El sabor del sake.




1. Cuentos de Tokio (Tokyo monogatari, 1953)

La cima de la montaña y la obra definitiva de Ozu. Siendo la más cruel de su filmografía y con unos ancianos padres que visitan a sus hijos en el Tokio de la época, el director retrata durante casi dos horas y media la desintegración de la vida familiar y la hipocresía sobre la que ésta se movía. Imprescindible.




2. Principios de verano (Bakushû, 1951)

La obra más sentida del director japonés vuelve a volar en torno a una familia del Japón contemporáneo, con uno de los primeros planos más espectaculares (siempre dentro de la sencillez de las propuestas de Ozu) constituye una de sus mejores películas.




3. Primavera tardía (Banshun, 1949)

El inicio de la maestría y de la ‘Trilogía de Noriko’ (compuesta por ésta, ‘Principios de verano’ y ‘Cuentos de Tokio’), primera vuelta de tuerca al estilo de vida tradicional japonés con uno de los planos finales más reconocibles de su filmografía.



4. El sabor del sake (Sanma no aji, 1962)

Última película de Ozu, en esta revisión a Primavera tardía el director nipón vuelve a hacer referencia al proceso de casamiento de una hija que sólo vive para el cuidado de su padre, con un último plano desgarrador, representa la película más amarga de su filmografía.




5. Había un padre (Chichi ariki, 1942)

Sólida película y antecesora de la etapa más importante de su cine, Había un padre cuenta la historia de un profesor que se retira de su oficio por un hecho traumático y su hijo, elementos tan presentes en su filmografía como la ausencia de referente materno, visible en Crepúsculo en Tokio, o el carácter pausado de la película hacen de Había un padre una de las imprescindibles de la filmografía del director.




6. Crepúsculo en Tokio (Tokyo boshoku, 1957)

La obra más oscura y trágica de todas las que realizó Ozu es también una de las mejores, relatando la vida de una familia compuesta por un padre y sus dos hijas, con elementos recurrentes en su cine como la ya tratada quietud de la cámara evidente en otros filmes anteriores a partir de Primavera tardía.




7. Una gallina en el viento (Kaze no naka no mendori, 1948)

Infravalorada y prácticamente desconocida película de Ozu realizada inmediatamente antes de su primera obra capital (‘Primavera tardía’) es también una de las más bellas en la filmografía del director de Fukagawa a pesar de lo traumático de su argumento.




8. Otoño tardío (Akibiyori, 1960)

Otro regreso al tema estrella del cine de Ozu, con dos mujeres a la que casar, supone un nuevo acercamiento a la familia del Japón tradicional, esta vez revestida de una suave comedia.




9. He nacido, pero... (Umarete wa mita keredo, 1932)

La obra maestra de la etapa muda de Ozu retrata en clave de comedia las peripecias de unos alumnos que se avergüenzan de su padre, con escenas muy tiernas como la pelea de la familia o la de la posterior reconciliación no resulta difícil quedase absorto durante los 90 minutos que dura.




10. Memorias de un inquilino (Nagaya shinshiroku, 1947)

Primera película producida en Japón tras el estallido de la Segunda Guerra Mundial, con un estilo sereno y pausado, se sirve de la historia de un niño abandonado en Tokio y de su posterior acogida por parte de una irascible viuda para retratar la miseria del Japón tras la Segunda Guerra Mundial, escenas como la de la playa o la que pone punto y final a la película antecedían a un Ozu que se adentraba en la etapa definitiva de su cine.




11. Tokyo chorus (Tokyo no kôrasu, 1931)

Tokyo Chorus’ no es otra cosa que la antesala de la fantástica ‘He nacido, pero…’ en la que la retahíla de niños y niñas con una posición social desfavorable empiezan a desfilar por la pantalla, con una mezcla perfecta de comedia y drama, Ozu traza una tierna fábula sobre una familia en la que el progenitor ha sido despedido de su trabajo.




12. Un albergue en Tokio (Tokyo no yado, 1935)

Último filme mudo de Ozu. Realizando una especie de neorrealismo japonés cuenta la historia de un padre de familia que durante la Gran Depresión y acompañado por sus hijos intenta conseguir trabajo y vivienda en Tokio.




13. El otoño de la familia Kohayagawa (Kohayawaga-ke no aki, 1961)

Acercándose al final de su vida, Ozu realizó esta obra en la que queda latente la resignación ante la vida y la nostalgia ante lo perdido, tal como se muestra al fin de la película. No obstante, no posee la fuerza suficiente para ser considerada como una de las obras capitales de su autor.




14. Flores de equinoccio (Higanbana, 1958)

Primera película en color de Ozu, y con una de las paletas de colores más contenidas en la historia del cine, con un tono ligero, el director aborda el conflicto generacional.




15. La mujer de esa noche (Sono yo no tsuma, 1930)

Una de las primeras películas de Ozu que se conservan y en la que se empezaba a vislumbrar su estilo posteriormente desarrollado en la década de los 50 y a principios de los 60, aún con ciertas influencias del cine clásico americano, Ozu se sirve de 65 minutos para hacernos partícipes de la situación de pobreza extrema de una familia, en la que al padre no le queda más remedio que convertirse en un delincuente.


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